Presentación. Quién es el autor ?

Pepe Sacapuntas es un voyeur irreverente de la realidad. Muchos de sus trabajos , por decir de algún modo, han sido publicados en Montevideo.com y en el semanario el Pueblo de Santa Lucía donde es soportado en la actualidad. Podemos citar varias publicaciones que definen en forma perfecta a este mercenario de las letras; " La ironía y la transgresión campean en sus trabajos " Diario Clarinete de Salsipuedes; " Al leer sus notas se justifica el delito de opinión." El País de Palo Solo; " Excomulgado para siempre " Semanario Lavatutti del Vaticano, sólo por destacar las mejores opiniones. Lo cierto es que este libre pensador abre una ventana transgresora de ficción que supera la realidad, incluida la política, de allí su relativo éxito. Lo invitamos a descubrir a este personaje bajo su entera responsabilidad.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Los muchachos de antes no usaban tintura.

           

Me llama a la reflexión la actitud de algunos dirigentes blancos que prestamente pasaron la aspiradora anti corrupción contra Sendic, pero ahora quieren barrer debajo de la alfombra , la catarata de desaguisados y cheques voladores de un Intendente de su propio pelo. Es lo que se llama cultura partidaria  en política, o encubrimiento en derecho penal.

Yendo a algo más profundo, hace unos días una compañera de  mi cadena de viejos para jóvenes pero jóvenes para viejos,  puso el dedo en el ventilador. Planteó desde España, donde ella reside, un tema de alto contenido emocional para la grey masculina.
Concretamente, mandó un artículo de una especialista  de moda  que  sostenía que los hombres maduros debían dejarse las canas. Que las nieves del tiempo eran más sexys y apreciadas por  las mujeres.
Al preguntar la opinión de  los rufianes que componen nuestra  tertulia wasapera, sólo se escuchó:
-Cri, cri… Cri, cri… Un silencio de grillo abandonado.
Ni los pelados se animaron a opinar por miedo a las represalias.

Como periodista de investigación, luego de haber participado  como corresponsal en la guerra de los Roses (tremenda película) y en la marcha  de la “Guerra contra el abuso del agua mineral”, no podía esquivar  el  bulto a este tema filosofal. Aún a riesgo de poner en juego mi mollera.
Por eso invité a una "picadita" a varios próceres en  camuflaje de peladas, licenciados  en tintas, alquimistas de colores y ciencias camaleónicas, para un debate sólido y con alto grado de madurez.
Además,  la idea era hacer la previa entre unos pocos. Luego, teníamos un asado en el Bar “La Grela”,  con  todos  los  jugadores   de mi  ex  equipo “Los Raspadores”. Un dream team de la patada artera,  que los comensales supimos integrar, en los lejanos ochenta.

Puntualmente a este encuentro preliminar, se hicieron presentes; El colorado Díaz, El Gordo Billetera, El Bulla López (ex boxeador especialista en tirarse a la lona si le daban con el precio) y el Flaco Miseria.
Luego de leerles la nota sobre el pelo encanecido, el Gordo Billetera  rompió el hielo.
-Mira, Pepe. Por más que te dejes un estilo medio canoso, tipo Echarri en su estado terminal, lo tuyo no es  cien por cien natural. No afiles tu cuchillo porque no sos un genuino espécimen de la naturaleza.  Unas risitas jodidas, casi  rateras, de los demás, comenzaron a escucharse. El Gordo que de gil no tiene nada aplicó el lema, “el que pega primero, pega dos veces”. Tenía que salir de escena porque sino  yo iba a ser el cartón ligador. Por eso contragolpeé;
-¡Hace el favor, lechonazo! Si vos parece que te pusieras pomada “Omega” de zapatos en el balero,  con  ese tono  renegrido que  sacudís al viento. Me haces recordar a Rajoy de la frente para atrás, porque el gallego se deja los años solo en la barba blanca. Y creo  que los efluvios de la coloración le están afectando el cerebro, a estar a los últimos episodios de Cataluña.
-Además se ve que a Rajoy  lo asesoró Charly García con su look bigote bicolor, dijo al instante el flaco Miseria.  
-Bueno, es preferible tener dos colores claramente definidos y no cuatro o cinco como vos, le mandó el Colorado Díaz, en un jab de  discusión sin regreso.
-En tu caso Colorado, tenes uno solo pero pareces el Bambino Veira con ese rubio desteñido,  le dijo el Bulla, y agregó; “macho soy yo que  no me pongo nada”.
-Será en la cabeza, le acepté. Porque te metes las cremas anti- age,  a lo bobo. La otra vez fui a tu casa y estabas con la cara llena de tierra de jardín, lombrices incluidas .En los ojos ,  como no tenías pepino, te habías puesto dos rodajas de mortadela marca “Jorgito” . Así que no vengas a dar cátedra.
-Muchachos, creo que el tema no debe personalizarse. Una cuestión a  discutir es si la tinta es un recurso de nuestros días, o siempre  hubo morochos que no eran tales,  planteó con sentido histórico  el Colorado.
- No tengo dudas. La tinta es una coquetería de siempre. Gardel,  era demasiado morocho para cincuenta y algo; Elvis lo mismo,  ni que decir de Paul Mc Cartney, Mick Jagger, Brad Pitt , o  David “multicolor” Beckham.  Desconfío hasta de Hitler, cincuentón y cero cana… ¡no va! exclamó el Gordo Billetera. Y agregó; yo prefiero morocho que naranja tipo Trump o de jopito rubión como  Danilo Astori cuando era más joven. Menos como el Cuquito o Forlan, con esas mechitas claritas. Eso no es de hombres, y  lo digo sin ánimo de ofender, Colorado.
-Yo creo que hay mucho de doble discurso , de clara hipocresía. En Uruguay ningún hombre usa tinta, pero se venden cuatro millones de frascos al mes de; Colorín forte, Ayudol Men,  Tintex for Vikings , Blond  Cinque Minutes, y similares. Ello sin contar el proseo barato del falso machismo de muchos  hombres.  Además  hay  algunas mujeres, que  creen que el tinte  de pelo es una suerte de chacrita propia intocable. Ellas pueden ser árbitros de fútbol, camioneras, boxeadoras, levantar pesas,  pero los hombres ni tinta puedan usar.
-Algo de eso hay Pepe, me respaldó el flaco Miseria.

Mientras esta discusión se daba, la gallega Josefa que viene a limpiar  una vez por semana mi morada, estaba  callada y meta escoba.
-¿Y usted qué opina, doña Josefa? Le preguntó el Colorado.
-¿Yo? Que sois todos unos maricones; ¡del primero hasta el último! Mi difunto Paco, Dios lo tenga en la gloria,  hubiera dicho exactamente lo mismo que yo. Ése era un hombre: un macho de verdad. De baño justo, solo cuando el olor se lo pedía.  No como ahora que os pasais  enjabonados, con cremas y tintas: os haceis las uñas y todo otro  tipo de mariconadas.
-Yo respeto su opinión, doña. Pero Don Paco …¡ se depilaba las piernas en la peluquería de Robin Flower! agregó a las risas el Gordo.
Un momento de pausa cortó el tiempo.
Pero Josefa que no es de dar por perdida ninguna discusión, le contestó.
-Paco se depilaba, sí. Pero porque yo se lo pedía. Lo hacía por amor. Y con cera sin calentar.

-Eso sí que es ser macho, acoté con indisimulada admiración.