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lunes, 13 de enero de 2020

El bastón Pérez.


Unas espuelas cansinas surcaron el  camino de tierra de fines de enero que separaba la puerta del boliche Legendarias del Camino con la ruta departamental.
-¡Ese no puede ser otro que el Ventosa Méndez! exclamó uno de los parroquianos que conocía la sonoridad de los pasos del mejor domador de todos los tiempos de La adversidá.
Una vez en el boliche, todos querían sentarse cerca del Ventosa que se había ausentado hacía ya seis  meses para domar una tropilla en el litoral del país. Luego de un par de abrazos y veinte cervezas que le depararon sus amistades, el domador cortó ese silencio que viene luego de gargantear de más. Sin mucho preámbulo tiró el gato arriba de la mesa.
-El día que me venía para acá, fui a celebrar el fin de mis domas a un boliche de Mercedes y me encontré con el bastón Pérez.
-¿Y quién es ese tal bastón? inquirió un imberbe pelirrojo para satisfacción de Bolazo Reyes que ahí mismo tomó la posta.
-El bastón Pérez fue una de las desilusiones más espantosas que hubo parido nuestro pueblo. De niño se decía que para ir al baño no necesitaba doblar el codo para sostener su...“coso” , con perdón de las damas acá presentes  Es decir que lo agarraba de brazo extendido, no sé si me explico.
-Satamente asintió el Ratón Ayala.Se contaron muchas anécdotas que ilusionaban a nuestra gente.Es que nunca hemos tenido un gran jugador de fútbol, un  político bien corrupto  o un  escritor de alta fama, ni siquiera una vedette conocida por ser más fácil que la tabla del uno. 
-Se precisaba, desde antes de nuestra fundación, alguien que hiciera conocer el pueblo,  agregó el gallego Manolo detrás del mostrador 
-Y cuando los cuentos de bastón se fueron incrementando, nos ilusionamos que había aparecido el comodín, el amuleto que nos iba a dar la fama que siempre se nos negó, rememoró el jorobado Antúnez .
-Es que era lógico pensar que cuando bastón fuera campeón mundial, el mundo iba a saber que era nacido en La adversidá. A partir de allí vendrían turistas para conocer la casa del prodigio, se iban a hacer famosas sus novias, y nos convertiríamos en la nueva Tacuarembó, con un museo de las semblanzas de bastón  dónde estarían sus fotos, sus mejores calzoncillos y todo lo que hace a una estrella rutilante, acotó el gallego Manolo, ya al costado del mostrador.  
-¿Pero era tan grande su “facón” ? quiso indagar el coloradito.
-Mire gurisote, se decía que una vez lo picó una yara en un garrón y lo llevaron al hospital. Cuando las enfermeras le cortaron el pantalón a la altura de la rodilla, para darle el inyectable, ya a ese nivel,  se asomaba su “virilidad”. Ahí fue que la Gladys Piñata que era enfermera  suplente o suplenta como se dice ahora, pero estaba justo el día del descubrimiento, le puso el apelativo de bastón.
-La gente empezó a murmurar , a hacer comparaciones métricas, y a bastón lo arremetió una fama tremebunda. Lo paraban en la calle para sacarse fotos de verdad, no como las de ahora, esas berretas de celular. Si se anunciaba su presencia en una kermesse a beneficio de la escuela, se llenaba de mujeres de todos los pueblos cercanos y no tan cercanos, recordó con cierta melancolía la Mirto.
-De ahí a que empezaran a llegar los desafíos de varios lugares, fue un pestañeo, dijo Bolazo.Y agregó; un día, la Comisión de las fuerzas vivas citó a todo el pueblo en el salón parroquial.Éramos casi veintirés. Todavía recuerdo la voz del cura párroco Vinacho tercero: ”Queridos feligreses, la reputación de nuestro pueblo, está en juego. No podemos seguir incrementando las historias del hermano Pérez sin proceder a examinar el supuesto milagro. Si vamos a ser conocidos por el atributo de este presunto prodigio, tendemos que tomar las medidas del caso.Por eso  les comunicamos que se ha creado un Tribunal de honor integrado por la Señora estanciera Dolores Remedios de Arocena, pilar de nuestra sociedad, el edil Garquetti y quien les habla. Mañana, apenas claree, vamos a evaluar este caso en un lugar secreto a determinar, y así proteger el anonimato de estas actuaciones.
-Recuerdo que el primero de marzo de hace como veinte años, una multitud llevó en andas a Pérez hasta la barraca de lana de Capacho López, que era el lugar secreto dónde éste ingresó acompañado del furibundo griterío popular; “¡Dale bastón, dale bastón, vamo´ a ganar la  medición!”. añadió el Ratón Ayala con sentida emoción.
-Así mesmito, jue. Yo me empecé a preocupar cuando el Tribunal demoraba en anunciar lo esperado por todos. Como a la hora y media vi venir a la solterona Dolores Remedios de Arocena algo agitada. Un fino pañuelo color castaño, usado como golilla, le hacía juego con un bigote incipiente. El edil Carlos Garquetti tomó la palabra.  Nada bueno se podía presagiar de él. Y, lo que nunca, cumplió.
-Tal cual, Bolazo. Me acuerdo que con la voz quebrada de falsedad nos dijo a todos los presentes: “Queridos correligionarios y demás secuaces; lamento informarles que habiendo medido el atributo de Pérez, si bien estamos frente a algo considerable, su tamaño no es ni por asomo algo nunca visto o descomunal. Es así que  les pedimos a todos, sin excepción de sexo, clase social y  religión,  que dejen de presumir con los vecinos de otros pueblos. Por eso los exhortamos a que no hagan más comparaciones grandilocuentes y cuando nombren a bastón háganlo con minúscula en forma medida y modesta. De este modo evitaremos el desprestigio de nuestro querido pueblo, La adversidá." Tiempo más tarde, el edil se fue para la capital departamental dónde hizo su modesta carrera a puro desfalco, el cura Vinacho tercero fue trasladado a una ciudad más copetuda, y bastón desapareció hasta ahora. Solo la vieja Dolores Remedios sigue en el pueblo, tan estirada como siempre, narró con precisión de cirujano, el jorobado .Antúnez. A todo esto ¿cómo lo encontró a bastón Pérez, don Ventosa?
-Lo más bien, m´hijo. Igualito a cuando se fue. De buen carácter, y respetuoso como siempre.  Además le pregunté si estaba trabajando en el campo y me dijo que sí.  Que había tenido mucha suerte y oficiaba, desde hacía mucho tiempo, como capataz de una estancia de cinco mil cuadras cerca de Soriano.
-Por casualidad ¿no sería la estancia "Los Patricios" que tiene la Señora Dolores Remedios de Arocena por esa zona?
-Satamente, Mirto ¿cómo lo supo?
-Por dos razones, Don Ventosa.  La primera es que la Gladys nunca le erra cuando pone un sobrenombre. Y Bastón no fue la excepción.
-¿Y la segunda? apuró el coloradito.
- La segunda es que yo estaba oficiando de enfermera con la Gladys el día del bautismo.
Dicho lo cual una sonrisa de satisfacción y no apta para giles, desbordó la cara de la Mirto.