Hace unos años,
ignorado por la elite de psicobolches y derechosos de siempre, escribí una
fundada nota sobre el origen tacuaremboense de Maicol Jackson, quien en los setenta del siglo pasado, junto con
Mandela y Spencer ,formó un trío folclórico de notoria envergadura, con perdón
de la palabra. Con la disolución del grupo, Spencer volvió al fútbol, Maicol
viajó a EEUU donde sería Gardel, y Mandela regresó a la cárcel. Pese a mis certeras
predicciones sobre estas cuestiones, fui
más ignorado que un delantero de la selección de Panamá.
Ahora les voy a dar
otra primicia, queridos lectores. Podrán creerlo o no. Pero no digan que no les
avisé.
Antes de partir para
Siberia, contratado por Diario “El eco del gulag” de la ciudad de Yakutsk, para
cubrir la fiesta del fútbol, realicé una sesuda investigación sobre Vladimir
Putin. Con las partidas a la vista, su carnet escolar, y cientos de
testimonios, no tengo dudas que estamos frente a otro hijo dilecto de Tacuarembó, cuyo nombre real es Vladito
Puttini, a la postre un primo de Maicol
Jackson.
La madre de Vladito, la
señora Berta Facilova de Puttini, en una de sus habituales peleas con su marido
Don Naboletto (verdulero de adopción luego de ser espía soviético en la post
guerra), consiguió un trabajo de planchadora en el famoso cabaret lugareño “Caricias”,
cuyo propietario era nada menos que el negro Albino Escayola, el de la rima
fácil. Albino, era nieto del padre de
Gardel, don Carlos y había heredado su afición (y a veces aflicción) por el sexo femenino. Lo cierto es que raudo
y veloz, Albino se aprovechó de doña Facilova y de esa indeleble relación de
tres horas, nacería Maicol que sería entregado a la familia de Clara Jackson de
Heber, para los menesteres rurales. Ello fue años antes de la prodigiosa
carrera de Maicol primero como vendedor de
“Pop” acaramelado y en ese rubro, años más tarde, todos saben que se
consagró como rey del “Pop”.
Pues bien; Berta de Puttini al volver con su esposo Naboletto, tuvo a un
hermoso niño de prematura calvicie, al que le puso Vladimir –Vladito para los
íntimos- cuyo nombre quiere decir
señor del mundo, aunque en su caso la palabra dueño le calza mejor. La infancia del Vladito no fue para nada
feliz. No es difícil imaginar que pelado y con ese apellido, la tenía
complicada en la escuela del barrio. Pero el pibe era de buena madera. A los
ocho años empezó a secuestrar a varios compañeritos y con el rescate que les
iba cobrando a sus padres, armó una especie de guarda imperial dispuesta a
acallar a los juglares vernáculos que osaran mofarse de él. Primero logró armar
una fortuna con bolitas, bochones ajenos y figuritas (tomadas prestadas sin
permiso). De allí a los estupefacientes fue solo un paso. Cuando era ya
adolescente, Vladito tuvo alguna muerte que otra, pero como eran “ajustes” de cuenta por narcotráfico, fue indultado por el Jefe de
Policía Santaklaus Bonomi porque todo el mundo sabe que los homicidios por
“ajuste” no cuentan en las estadísticas y por ende no existen.
Y ya a los 23 años,
para mixturar sus tareas, Vladito arrancó primero en la murga BCG del flaco
Esmoris y en su primer carnaval fue
contratado por otra comparsa más dura; la KGB en la madre Rusia. Dicen que en
ese pase intervino Paco pero no está probado. Lo primero que hicieron en la KGB
fue cambiarle su nombre para que fuera irreconocible por ello nuestro Vladito Puttini, pasó
a ser Vladimir Putin. Lo demás es historia conocida, pero a Vladito a veces lo
traiciona su pasado y se manda un ajuste de algún espía, lo que en países sub desarrollados como Inglaterra no
logran entender y por ello lo ataca la prensa amarilla. Pero Putin sigue siendo
oriental, tanto que dos jugadores de
Rusia son descendientes de
tacuaremboenses. Uno se llama Mario Fernándes hijo del Tuerca, amigote del pago
y mecánico de Putin. El otro es un tapado, no lo puedo mencionar... Pero basta
ver el gol de tiro libre de Suárez para descubrir “un ruso” corriendo la
barrera para que la pelota entre sin complicaciones. ¿Quieren saber más? Esperen
que atiendo el portero eléctrico y les cuento.
-¡Hola Pepe! soy yo La
Cacho. Bajá que ya conseguí el calzoncillo sudado de Cristiano Ronaldo. No sabes el laburo que me dio. Tenemos que ir a lo de
unos brujos de Yakutsk, para hacerle una macumba al portugués antes del Partido con Uruguay. Los chamanes se llaman;
Juliov Riusev y Albertov Kesmanoff. Dale apurate que me dicen que se van
temprano, por el tema del Bar.
- Ya bajo Cacho. Por las
dudas llevo una de amarillo para los brujos, así se inspiran.
Queridos, la historia
me llama, los despido con una máxima de Sendic
; “ahora vamos por el título”.