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martes, 26 de junio de 2018

Vladito, tacuaremboense inmortal.




Hace unos años, ignorado por la elite de psicobolches y derechosos de siempre, escribí una fundada nota sobre el origen tacuaremboense de Maicol Jackson, quien  en los setenta del siglo pasado, junto con Mandela y Spencer ,formó un trío folclórico de notoria envergadura, con perdón de la palabra. Con la disolución del grupo, Spencer volvió al fútbol, Maicol viajó a EEUU donde sería Gardel, y Mandela regresó a la cárcel. Pese a mis certeras predicciones sobre estas cuestiones,  fui más ignorado que un delantero de la selección de  Panamá.

Ahora les voy a dar otra primicia, queridos lectores. Podrán creerlo o no. Pero no digan que no les avisé.

Antes de partir para Siberia, contratado por Diario “El eco del gulag” de la ciudad de Yakutsk, para cubrir la fiesta del fútbol, realicé una sesuda investigación sobre Vladimir Putin. Con las partidas a la vista, su carnet escolar, y cientos de testimonios, no tengo dudas que estamos frente a otro hijo dilecto  de Tacuarembó, cuyo nombre real es Vladito Puttini, a la postre un  primo de Maicol Jackson.
La madre de Vladito, la señora Berta Facilova de Puttini, en una de sus habituales peleas con su marido Don Naboletto (verdulero de adopción luego de ser espía soviético en la post guerra), consiguió un trabajo de planchadora en el famoso cabaret lugareño “Caricias”, cuyo propietario era nada menos que el negro Albino Escayola, el de la rima fácil. Albino, era  nieto del padre de Gardel, don Carlos y había heredado su afición (y a veces aflicción)  por el sexo femenino. Lo cierto es que raudo y veloz, Albino se aprovechó de doña Facilova y de esa indeleble relación de tres horas, nacería Maicol que sería entregado a la familia de Clara Jackson de Heber, para los menesteres rurales. Ello fue años antes de la prodigiosa carrera de Maicol primero como vendedor de  “Pop” acaramelado y en ese rubro,  años más tarde, todos saben que   se consagró como rey del “Pop”.  
Pues bien;  Berta de Puttini  al volver con su esposo Naboletto, tuvo a un hermoso niño de prematura calvicie, al que le puso Vladimir –Vladito para los íntimos- cuyo nombre   quiere decir señor del mundo, aunque en su caso la palabra dueño le calza mejor.  La infancia del Vladito no fue para nada feliz. No es difícil imaginar que pelado y con ese apellido, la tenía complicada en la escuela del barrio. Pero el pibe era de buena madera. A los ocho años empezó a secuestrar a varios compañeritos y con el rescate que les iba cobrando a sus padres, armó una especie de guarda imperial dispuesta a acallar a los juglares vernáculos que osaran mofarse de él. Primero logró armar una fortuna con bolitas, bochones ajenos y figuritas (tomadas prestadas sin permiso). De allí a los estupefacientes fue solo un paso. Cuando era ya adolescente, Vladito tuvo alguna muerte que otra,  pero como eran “ajustes” de cuenta por  narcotráfico, fue indultado por el Jefe de Policía Santaklaus  Bonomi porque  todo el mundo sabe que los homicidios por “ajuste” no cuentan en las estadísticas y por ende no existen.  
Y ya a los 23 años, para mixturar sus tareas, Vladito   arrancó primero en la murga BCG del flaco Esmoris y en su primer carnaval  fue contratado por otra comparsa más dura; la KGB en la madre Rusia. Dicen que en ese pase intervino Paco pero no está probado. Lo primero que hicieron en la KGB fue cambiarle su nombre para que fuera irreconocible por ello nuestro Vladito Puttini, pasó a ser Vladimir Putin. Lo demás es historia conocida, pero a Vladito a veces lo traiciona su  pasado y se manda un ajuste de algún espía, lo que en países sub desarrollados como Inglaterra no logran entender y por ello lo ataca la prensa amarilla. Pero Putin  sigue siendo oriental, tanto que  dos jugadores de Rusia  son descendientes de tacuaremboenses. Uno se llama Mario Fernándes hijo del Tuerca, amigote del pago y mecánico de Putin. El otro es un tapado, no lo puedo mencionar... Pero basta ver el gol de tiro libre de Suárez para descubrir “un ruso” corriendo la barrera para que la pelota entre sin complicaciones. ¿Quieren saber más? Esperen que atiendo el portero eléctrico y les cuento.
-¡Hola Pepe! soy yo La Cacho. Bajá que ya conseguí el calzoncillo sudado  de Cristiano Ronaldo. No sabes  el laburo que me dio. Tenemos que ir a lo de unos brujos de Yakutsk, para hacerle una macumba al portugués antes del  Partido con Uruguay. Los chamanes se llaman; Juliov Riusev y Albertov Kesmanoff. Dale apurate que me dicen que se van temprano, por el tema del Bar.
- Ya bajo Cacho. Por las dudas llevo una de amarillo para los brujos, así se inspiran.
Queridos, la historia me llama, los despido  con una máxima de Sendic ; “ahora vamos   por  el  título”.